Nueva lectura compartida en el Club de lectura ‘Palabras mayores’.
En la anterior novela nos habíamos despedido en el Londres del s.XVI y, gracias a la magia de la lectura, con esta novela nos reencontramos paseando y conociendo la ciudad de Barcelona en las postrimerías del s.XX, en un momento sociopolítico de gran transcendencia…¡nuestras primeras elecciones democráticas!, ¡todo un viaje en el tiempo y en nuestra historia reciente!.
Los diferentes personajes, de forma natural, nos fueron mostrando la gran diversidad de sensibilidades políticas, que nos llevaron de un extremo a otro: los que querían el cambio, los que lo temían y los que lo rechazaban…la vida misma.
Lo que aún hace más auténtico ese retrato de un país y una sociedad es la voz que el autor pone en cada uno de ellos porque, aún sin saber de quién se trata, su lenguaje, su forma de expresarse nos los sitúan en unas coordenadas precisas; culturales, sociales, económicas… Son personas auténticas, perfectamente reconocibles, a pesar del tiempo, quizás porque no todo cambia y hay sectores sociales que permanecen sólidamente arraigados o condenados al papel que les ha tocado.
Nuestro primer descubrimiento fue saber que entre nosotros había grandes aficionados a la novela negra y, por el contrario, otros se estrenaban con esta.
Como toda novela negra que se precie empezaba con un asesinato, pero al contrario de lo que cabía suponer, el objetivo no era descubrir al asesino, detalle que a la familia no parecía preocuparle, sino que su único interés era saber qué había hecho el muerto durante el último año de su vida. Reconoceremos que como punto de arranque ya aportaba originalidad.

Carvalho, el detective protagonista de muchas novelas de Vázquez Montalbán, a la vez que nos fue presentando a los personajes, nos llevó de su mano por una Barcelona que en parte ya no existe, pero que con ayuda de Wikipedia pudimos recuperar y verla con sus ojos. Recuperamos la memoria de restaurantes, de personajes, de lugares emblemáticos…
Lo hemos comentado muchas veces, hay tantos libros en uno solo como lectores que se meten en él. Cumpliéndose esta máxima, la mayor disparidad y, por lo tanto, riqueza vino a la hora de imaginarnos al protagonista, que no era el muerto, sino nuestro detective. Si bien hubo unanimidad en considerar que era machista, bastante cínico e irónico, tuvo también sus defensores, destacando ese lado tierno, ese rinconcito del corazón capaz de emocionarse y demostrar ternura, sobre todo por los seres más débiles.
Vimos dónde, cómo vivía y sigue viviendo la burguesía catalana (no todo ha cambiado) y también conocimos cómo sobrevivía, sobre todo en aquellas décadas, una clase obrera explotada y disimulada en falsos nuevos barrios, conocidos en su momento como «chabolismo vertical» (chabola en Cataluña es el equivalente de barraca).
Coincidimos en que Carvalho, era el «alter ego» del autor, sobre todo en lo que al buen comer y beber se refiere. De hecho, y para quien no lo sepa, se editó un libro con las recetas de Carvalho, que en todas las novelas nos hace un recorrido gastronómico y nos da directamente clases de cocina.
Se comentaron las características de varios personajes, pero quizás una de las peculiaridades de esta novela, es que el muerto fue el que nos resultó más desconocido, más difícil de componer como persona, justo la víctima cuyo asesinato da pie al relato.
Finalmente, se consideró que la novela merecía ser valorada entre muy y bastante recomendable, por lo cual si quieres salir de dudas, ya sabes…. tienes que leerla.
La persona que lee vive muchas vidas. La que no lee solo vive una, y se priva de uno de los mayores placeres que existen.
¡¡¡Salud y libros!!!
Ginesa Pérez desde Palabras Mayores.
¡AVISO!
Por dificultades en encontrar el próximo libro programado, hemos decidido pasar al siguiente de la lista, » Diario de un cazador», de Miguel Delibes. La sesión tendrá lugar el próximo jueves, 16 de febrero, a las 17h, y será moderada por Fina Alburquerque.
0 comentarios